CASA FRANCO Y SU HISTORIA

Años de trabajo, años de entrega a las necesidades de los curicanos y la generación de puestos de trabajo que permiten avanzar en conjunto.

Casa Franco, la conocida y querida casa comercial de Curicó, nació tímidamente en 1907, con dos ciudadanos españoles a la cabeza, sedientos de aventura y que por curiosidad terminaron haciendo patria en esta tierra de “aguas negras”.

Son años de incesante trabajo, en que sacando fuerzas de flaqueza se logró salir adelante en momentos críticos gracias a la fidelidad de los curicanos y de sus trabajadores. Son muchos años de historia y otros tantos años más que se vienen para avanzar y entregar un mejor servicio a quienes prefieren una atención personalizada, donde en un solo lugar es posible encontrar de todo para el hogar.

Los responsables de esta obra fueron los hermanos José y Joaquín Franco Castillón, quienes desde Aragón, España, sintieron la necesidad de trabajar en otros lugares. Así partieron a Francia y luego en un barco sin saber en que lugar del mundo estaba Chile, llegaron al puerto de Valparaíso con tan sólo 18 y 19 años de edad respectivamente.

 

“¡Vamos a Curicó!” dijeron, y sin pensarlo dos veces se encontraron en nuestra tierra ayudados por la colonia española ya radicada en la ciudad. Fue así como José comenzó como portero de la entonces Escuela Normal y su hermano Joaquín, en un almacén que se ubicaba en la avenida Camilo Henríquez. Ambos reunieron el dinero suficiente para concretar definitivamente un proyecto que no imaginarían que llegaría a cumplir tantos años.

Nació de esta manera la Casa Franco, donde poco a poco se fueron agregando nuevos artículos para ofrecer a los curicanos.

Fue así que estos hermanos españoles se dieron cuenta, a medida que pasaba el tiempo, que era hora de traer otras manos españolas que ayudaran a sostener la pequeña empresa que se estaba formando y que por lo demás, estaba brindado frutos.

 De esta manera llegó a nuestro país Jesús Pons Franco, sobrino, y otros familiares más que vivían en España en tiempos de guerra, donde Chile pasó a transformarse en la mejor alternativa para salvarse del peligro y conformar una nueva vida.

Mas adelante llegaron Sebastián Franco, Ramón Franco y Pedro Ceresuela, lo que hizo que el negocio creciera de sobremanera y tuvieran la oportunidad de traer todavía a más familiares como José Puertas Pons, Antonio Ceresuela Pons y Jesús Pons Badía. En otro de los viajes (1946) llegaron Joaquín Puertas Pons, Francisco Ceresuela Pons y Antonio Domper Pons. Y en el último gran viaje (1950) llegaron a Chile José Pons Badía, Jesús Ceresuela Pons y Ángel Domper Pons.

 

Muchos de ellos llegaron directamente a cursar sus estudios en el Instituto San Martín que la Congregación de los Hermanos Maristas mantiene en la ciudad de Curicó. Y, como solo se trataba de la llegada de varones, llegaron a conquistar los corazones de las curicanas.

Uno de los hechos que ha marcado la historia curicana es el gran incendio que afectó las dependencias de la Casa Franco en 1949. En Diciembre de aquel año ardieron las distintas dependencias del establecimiento comercial quedando sólo una bodega que permitió salir adelante. Este hecho hizo que los españoles a cargo en aquel minuto sintieran sus alas caídas ante el desastre. Sin embargo, la gran ayuda que tuvieron en ese instante fue de don Santiago Furgoni, quien les apoyó en la recompra de materiales para la venta y otorgándoles las facilidades necesarias para pagar posteriormente.

Desde aquel momento (1950) se reconstruyó el local actual en que se encuentra Casa Franco.

Luego de esto, algunos de los españoles como Jesús Pons Franco, José Pons Badía y Antonio Domper Pons, se dedicaron al área automotriz, formando una sociedad aparte. Fue así como algunos socios se fueron retirando de la empresa para comenzar a formar sus propios negocios y dejando un poco de ellos en lo que es ahora la Casa Franco.

El gran mérito de mantenerse hasta nuestros días corresponde a dos personas que trabajaron en esta tarea: Pedro Ceresuela Pons y Jesús Pons Franco. Ellos destacaron debido a que se la jugaron por la empresa hasta sus últimos días. Dos personas que entregaron su trabajo con la finalidad de impulsar día a día la empresa que con esfuerzo logró mantenerse hasta hoy.

La Casa Franco tuvo tal éxito que legaron a tener en 1947 una sucursal en la ciudad de Molina, la cual fue administrada por Ramón Franco y Francisco Ceresuela Pons.

Cabe señalar que la Casa Franco ha pasado por momentos de crisis, las que pudo superar gracias a la fidelidad y entrega de los curicanos, ya que el trabajo que se ha realizado durante todas estas décadas ha sido con la finalidad de atender las necesidades del cliente y de manera personalizada. Una gran ayuda en mejorar esta atención al cliente ha sido la asociación que Casa Franco ha formado junto a la gran cadena ferretera de nombre CHILEMAT, quienes les permiten realizar compra en grandes volúmenes.

Por ello es importante destacar que las generaciones que se han nombrado anteriormente se han formado bajo el alero de la Casa Franco.

 

Cabe hacer notar que en esos tiempos, todo el movimiento contable, tributario, previsional y de pago de remuneraciones era efectuado mediante libros escritos a mano, boletas y facturas manuales. Recién el año 1995 se dotó del primer computador para efectuar algunas tareas y recién el año 2001 se implementó gradualmente un software en ambiente UNIX para la realización de las actividades en forma computacional. Dicho software es el que aún está vigente.

Actualmente, los socios de la empresa son los señores Pedro Ceresuela Barrau, sus hermanas Milagro y Verónica, los hijos y esposa de don Joaquín Puertas y don Ángel Domper Pons.

Se cuenta con un Directorio conformado por don Carlos Boada C., don Pedro Ceresuela Barrau, don Angel Domper Pons y su hijo Javier Domper C. además de don Pedro Puertas A. y, como Gerente General, doña Pilar Sanhueza S.  

Se cuenta con una dotación de 60 colaboradores para sus áreas Administrativas, Bodega y Despacho, Cerámica (Línea Hogar), Rotisería, Menaje, Abarrotes y Ferretería.